Tu Vida Sexual Bajo el Socialismo [Open College en español]

[A translation into Spanish by Fermin Elizalde of my Open College episode, “Your Sex Life Under Socialism.”]

El socialismo se define de manera estándar como la propiedad colectiva de los medios de producción. ¿Qué implica eso para tu vida sexual?

A veces, el socialismo se concibe más estrechamente como una doctrina económica acerca de la gestión de los recursos y la economía en beneficio de la sociedad en su conjunto. Esto se contrasta al capitalismo de libre mercado, en el que cada individuo administra sus propios recursos para su propio beneficio.

Sin embargo, cuando hablamos con economistas, nos dirán, bastante correctamente, que el recurso económico más importante es la gente. Se habla de “capital humano” y “recursos humanos”. Y eso significa que una frase como “propiedad colectiva de los medios de producción” tiene algunas implicancias muy amplias, muy profundas y muy importantes. Si los seres humanos son los medios de producción más importantes, y el socialismo defiende la idea de propiedad colectiva de los medios de producción, el socialismo significa la propiedad colectiva de los seres humanos. Y si los seres humanos son producidos por la reproducción sexual, y el socialismo se trata de la administración estatal de la producción, entonces el socialismo significa la administración estatal del sexo.

Esta no es una simple y barata dosis de teoría o un juego de palabras retóricas. Esta ha sido la teoría y la práctica real de los principales teóricos y activistas socialistas durante los últimos dos siglos. Y de eso se trata este artículo.

Control, Control, Control

Control, el control, el control es un punto importante, pero quiero comenzar con un buen socialista estadounidense, Robert Heilbroner, quien fue probablemente el socialista académico más distinguido del siglo XX. Fue profesor en la New School for Social Research de Nueva York y autor del best-seller de la revista The Worldly Philosophers. El siguiente artículo fue publicado en la revista Dissent, que es un periódico socialista líder. Y quiero comenzar con Robert Heilbroner, porque pronto hablaremos de algunos socialistas más extremos, pero no quiero dar la impresión de que solo los socialistas extremos defienden estos puntos de vista. Hay una continuidad de principios desde los buenos profesores socialistas como Robert Heilbroner a los otros a los que llegaremos en breve.

Así que aquí está el profesor Heilbroner desde el artículo de la revista Dissent:

“Para que el socialismo sea una nueva formación socioeconómica, debo forjar esta premisa; debe depender de su dirección económica, de alguna forma de planificación y de su cultura en algún tipo de compromiso con la idea de una colectividad moralmente consciente. Estos dos elementos me parecen ser las únicas alternativas al carácter anárquico y la cultura alienada del capitalismo de bienestar” (p. 343)

(Como mencioné anteriormente, las anotaciones y las fuentes estarán en el sitio web cuando se publique el artículo).

Sin embargo, en contraste, Heilbroner se da cuenta de que el capitalismo se trata de mercados libres: permitir que las personas hagan lo que quieran entre sí, siempre que sea voluntario. Pero no podemos tener eso, argumenta Heilbroner, porque eso lleva a muchos desperdicios, caos y que sucedan cosas malas. Necesitamos planificación y control del colectivo.

Y esto, insiste Heilbroner—nuevamente desde la revista Dissent—requiere poder autoritario. Otra cita:

“Un aspecto del autoritarismo reside inextricablemente en todos los sistemas de planificación. Un plan no tiene sentido si no se lleva a cabo, o si se puede ignorar o desafiar a voluntad. Alguna forma de penalización debe asegurar un grado necesario de cumplimiento. El cumplimiento no necesita ser total y las sanciones no deben ser draconianas. Los incentivos pueden tener éxito donde fallan los castigos. Pero la planificación no asegurará a una sociedad socialista la capacidad de sobrevivir y adaptarse a menos que la planificación tenga un sistema de comando efectivo. De esa conclusión no veo escapatoria.” (p. 345)

Tenga en cuenta las palabras clave en esta cita directa de Heilbroner: autoritarismo, cumplimiento, castigos, comando.

Más adelante, Heilbroner agrega:

“Las fábricas, las tiendas, los comercios, y las granjas de una formación socioeconómica socialista deben coordinarse para que el socialismo no se vuelva más anárquico que el capitalismo. Y esta coordinación implica obediencia a un plan central.” (p. 345)

Nuevamente noten las palabras clave: coordinación centralizada, plan, obediencia.

Del comunalismo al “viejo estilo” al individualismo en el sexo y el amor.

Y ahora hacemos la conexión de esta teoría económica general y este comunalismo antiguo al individualismo en el sexo y el amor, que queremos contrastar. Nuestro tema es el sexo y el amor, al estilo socialista.

Los socialistas en el mundo moderno están reaccionando contra nuestro enfoque moderno y altamente individualista del sexo y el amor. Y vale la pena mencionar cómo ese enfoque individualista surgió de una revuelta contra el viejo comunalismo: en los viejos tiempos, uno pertenecía a la familia y / o a su señor feudal. Pensemos en Romeo y Julieta, que fue escrita por Shakespeare en los albores de la modernidad, y es absolutamente un punto de referencia cultural ya que todos conocemos su historia; conocemos su tema. Es de finales de 1500, pero se basa en un tema que se hizo popular a finales de 1400 en el Renacimiento italiano. Precisamente cuando se encaró la lucha por el individualismo.

En la historia de Romeo y Julieta, Romeo ama a Julieta y Julieta ama a Romeo. Pero eso no es lo más importante, según sus padres. Lo importante es que él es Montesco y ella Capuleto. Son parte de una unidad social más grande, a la que deben su lealtad principal. Esto no es individualismo. Deben casarse y quizás encontrar el amor, pero en función de lo que es bueno para las unidades sociales a las que pertenecen. Sus propias elecciones de amor egoístas y personales son de relativa insignificancia y, en este caso, ambas partes instan a que sean sacrificadas. Ese es el conflicto—individualidad versus colectividad. Y esa es también la tragedia de la obra: Romeo y Julieta eran jóvenes y no pudieron soportar las presiones sociales.

Pero principalmente hemos aprendido la lección, precisamente porque Romeo y Julieta es una obra muy popular, y porque hemos cambiado nuestras actitudes morales. Nosotros, como modernos individualistas, ahora alentamos a las personas a elegir por sí mismas. Creemos que el amor, el sexo y el matrimonio deben partir de la felicidad y no del cumplimiento de deberes para con la familia, la sociedad y las unidades comunitarias más grandes.

El nuevo estilo del Comunalismo

Sin embargo, en la era post moderna encontramos nuevas formas de comunalismo emergentes, y ese comunalismo y espíritu socialista pueden venir en formas diferentes.

  • Hay comunalistas modernos que harán el reclamo de que todos nos pertenecemos a todos. ¿Y pensamos en las implicaciones para el sexo? Comenzamos a hablar sobre el “amor libre” y nos unimos a una comuna y tenemos anarquismo cuando se trata de sexo. Tal vez tu reacción inmediata va a ser: “Caramba, puedo tener relaciones sexuales con quien yo quiera”. Pero no te olvides de la otra cara del nuevo estilo de comunalismo, porque la otra cara es “Vaya, yo pertenezco a la comunidad, así que debo tener relaciones sexuales con cualquiera que quiera tener relaciones sexuales conmigo”.
  • Pero también los comunalismos modernos son mucho más estatales, en una escala mucho más grande. Y aquí, la mayoría de los teóricos y activistas socialistas influyentes han tenido mucho que decir sobre tu vida sexual.

Aquí una cita de Friedrich Engels. Engels es, por supuesto, el más famoso por ser el coautor de Karl Marx de El Manifiesto Comunista. Y aquí una carta escrita en 1881 a Karl Kautsky:

“Existe, por supuesto, la posibilidad abstracta de que la población humana sea tan numerosa que se deba controlar su aumento. Si llegara a ser necesario para  la sociedad comunista regular la producción de hombres, tal como ya habrá regulado la producción de cosas, por eso, y solo por eso, podrá hacerlo sin dificultades”. (Carta a Karl Kautsky, 1 de febrero de 1881)

Y ahí lo tenemos: “regular la producción de hombres”. Al igual que con la producción de cosas, mediante el control central, la planificación estatal y el seguimiento de las reglas.

Sexo y reproducción en la Unión Soviética: Alexandra Kollontai

Avancemos una generación. La revolución marxista llega a Rusia. Lenin, Stalin, Trotsky y los demás están convirtiendo a la Rusia Zarista en la Unión Soviética.

Y aquí quiero pasar a las políticas de sexo y reproducción en la Unión Soviética, y el nombre a tener en cuenta aquí es el de Alexandra Kollontai. Alexandra Kollontai se unió al Partido Bolchevique de Lenin en 1915 y formó parte del comité central de los Bolcheviques que autorizó la insurrección en octubre de 1917. Fue una de las primeras promotoras y agitadoras entre los comunistas. Más tarde, después de que los comunistas hubieran consolidado el poder, se convirtió en la embajadora soviética en varias naciones, incluidas Noruega, México y Suecia. Y fue honrada apareciendo en una estampilla que los soviéticos entonces produjeron.

Tengo algunas citas aquí de las Tesis de Kollontai sobre la moralidad comunista en la esfera de las relaciones maritales (1921) de Kollontai. Puedes encontrar estas citas en el sitio Marxists.org. En realidad, puedes encontrar el artículo completo y el manifiesto completo allí. Estas Tesis fueron publicadas por Kollontai en 1921, poco después de la revolución y cuando los marxistas-leninistas estaban consolidándose en el poder en la Unión Soviética.

En parte, estos son aspiracionales porque, además de la enorme tarea de socializar a toda la economía, Kollontai sostiene que debemos socializar el sexo y la vida familiar. Como buena teórica comunista, ella está identificando a sus enemigos: el individualismo y el capitalismo. Especialmente en las sociedades capitalistas, se alienta a los individuos a buscar libremente sus propios valores. Bajo el capitalismo de libre mercado, las familias se forman voluntariamente, por lo general primero por la elección del hombre y la mujer: se eligen entre ellos y deciden casarse, y luego organizan su propia unidad-sociedad para satisfacer sus necesidades y deseos de interés personal. Como individuos, quieren amor, quieren placer, quieren compañerismo, quieren apoyo mutuo, económico y psicológico, y así sucesivamente. Pero todo eso es malo, declara Alexandra Kollantai, porque “la familia enseña e inculca el egoísmo y debilita los lazos de lo colectivo”.

En contraste directo, Kollantai continúa argumentando: “La economía comunista se deshace de la familia”. Esto es una consecuencia directa de sus principios generales: bajo el comunismo, la organización económica es colectiva, incluida la creación y el desarrollo del capital humano:

“La responsabilidad por el cuidado de los niños y su educación física y espiritual es asumida por el colectivo social.”

¿Qué pasa con las mujeres en particular? Kollontai es una mujer. En realidad, señala que si bien los hombres tienen un papel en todo este asunto de la producción económica del capital humano, las mujeres realmente son las principales productoras de capital humano. Por lo tanto, Kollontai señala que las mujeres deben ser especialmente colectivizadas. Después de que una mujer ha dado luz a un niño:

“Ya no se pertenece a sí misma, está sirviendo al colectivo, produciendo desde su propia carne y sangre una nueva unidad social de trabajo”.

¿No es esa una frase encantadora? Su hijo es una “nueva unidad social del trabajo”. Y, en consecuencia, bajo la dictadura del proletariado, “la ley debe enfatizar el interés del colectivo de trabajadores en la maternidad”, regulando así los hábitos reproductivos de la mujer, desde la cantidad de relaciones sexuales hasta la calidad de cada una, su relación con el padre biológico, la forma en que se comporta cuando es una madre embarazada o madre lactante y la educación de los hijos que produce. Todo debe estar bajo el control del Estado en interés del colectivo. Sin privacidad, sin individualidad, sin elección.

Cantidad y *Calidad* en la sexualidad

Tenga en cuenta que Kollontai menciona tanto “la cantidad como la calidad” de la sexualidad en una mujer. No es simplemente la cantidad de niños que produce; ¡perdón! la cantidad de “unidades sociales de trabajo” que produce, sino más bien cuán buena o mala es su producción resultante. Y esto, por supuesto, plantea el problema de la eugenesia, y Kollontai se suscribe a algunos principios de la eugenesia. Para proteger el interés colectivo, por ejemplo, “las personas con enfermedades, etc., que podrían heredarse no deberían tener hijos”.

Es una muy buena pregunta por qué la extrema izquierda abandonó la eugenesia después de la Segunda Guerra Mundial, pero guardemos eso para otro momento y veamos a otro grupo de socialistas en el siglo XX que tomaron las ideas de colectivización del sexo muy en serio y las llevaron muy lejos. Aquí estoy pensando en los Nacional-Socialistas y su teórico Dr. Franz Hamburger.

Los Nacionales Socialistas y el Dr. Franz Hamburger

El Dr. Franz Hamburger era un médico capacitado en Alemania y en Austria, donde llegó a ocupar puestos de prominencia en las universidades, convirtiéndose en profesor titular. Y era un Nacional Socialista: se unió al Partido en 1934. Lo que tengo aquí son algunos extractos de un discurso que el Dr. Hamburger ofreció a la profesión médica alemana bajo el título “Nacional-Socialismo y Medicina”, publicado en 1939. La historia general sobre cómo los nazis adoptaron los controles sexuales, los experimentos y la eugenesia se ha contado a menudo, por lo que me limitaré a un par de puntos sobre las recomendaciones del Dr. Hamburger. El punto será que nada de lo que dijo fue polémico, dados los principios de colectivización nacionalistas y socialistas en Alemania en ese momento.

Un punto es que mientras los marxistas, los bolcheviques, Alexandra Kollontai y los demás eran oficialmente ateos, los nazis eran nominalmente cristianos. Un respaldo al cristianismo genérico se encuentra en el Programa original del Partido Nacional Socialista de 1920. Y en su discurso, Hamburger hace un llamado explícito a la importancia de la religión para la medicina Nacional Socialista:

“Nosotros, los científicos y los médicos, afirmamos de manera simple y sobria el principio de fortaleza de la fe y el principio Nacionalista Socialista del Cristianismo Positivo”.

Y más adelante: “Los médicos nunca debemos olvidar el hecho de que el alma gobierna el cuerpo. Las fuerzas del alma son las más importantes. El espíritu construye el cuerpo”. Entonces, este no es un enfoque materialista y físico. Esto pretende ser una comprensión pro-religión, pro-espiritualista del lugar apropiado de la sexualidad y la familia.

Sin embargo, no creo que el tema de la religión sea el factor más relevante aquí, porque lo que une a los comunistas y los nazis es su colectivismo, su demanda de altruismo, su demanda de práctica de socialismo o, para decirlo de manera negativa, su anti-individualismo, su anti-egoísmo, y su anti-liberalismo.

Aquí hay una cita, una larga, otra vez del Dr. Hamburger sobre el deber altruista de tener familias numerosas. En parte, dado el militarismo del Nacional Socialismo, la expectativa de una guerra y de que la misma probablemente iba a durar mucho tiempo, hacía que existiera la posibilidad de que hubiera muchas muertes y que hubiera que reemplazar a los muertos. Vamos a necesitar más buenos alemanes, austriacos y otros. Entonces, como parte de la planificación a largo plazo de la economía de guerra alemana, el Dr. Hamburger sostiene que el Estado debe asegurarse de que se produzcan muchos bebés. Así que aquí está la cita:

“Se ha estimado que cada pareja debería tener cuatro hijos si se pretende mantener a la población de la nación. Pero ya nos encontramos con la expresión fácil y complaciente de los jóvenes casados: “Ahora tenemos a nuestros cuatro hijos por lo que hemos cumplido con nuestras obligaciones”. ¡Qué superficialidad! Hoy debemos exigir a las esposas una actitud moral mucho más elevada que antes. Anteriormente, se daba por sentado que una mujer daría a luz a un niño cada uno o dos años. Pero en estos tiempos de grandes comodidades, en un momento en el que a las mujeres no se les niega el acceso a estos placeres, es comprensible que esté ansiosa por participar en ellos. Sumémosle a esto que el conocimiento del control de la natalidad es general hoy en día. A pesar de todo esto, se debe alentar a las mujeres a que durante los veinte primeros años de su vida matrimonial tengan ocho, diez e incluso más hijos, y a que renuncien a los placeres de la vida antes mencionados. Ella debe decidir, como madre, llevar una vida llena de sacrificios, devoción y generosidad. Es solo cuando estas demandas éticas son satisfechas por un gran número de esposas dignas y de buena calidad que el futuro de la nación alemana estará asegurado”.

Así que vamos a sacar las palabras clave en ese pasaje. Según la filosofía sexual de Hamburger, la reproducción es un deber (noten la palabra “obligaciones”), y este es un deber para el colectivo (noten que “la población de la nación debe mantenerse”), y debe realizarse de manera altruista (muchas de las frases como “renunciar”, “sacrificar”, “desinterés”). Los nazis pudieron recurrir a una historia filosófica en la que los conceptos en cursiva del párrafo, los conceptos enfatizados de renunciación, sacrificio, obligación y el bien colectivo, tenían un gran poder cultural. Nada de lo que dijo Hamburger fue especialmente controversial en la Alemania de los años treinta. El individualismo, la libertad fueron temas que pasaron a segundo plano.

Compañeros de viaje, Oeste y lejano Oriente

Ahora, este fue un ejemplo de un importante experimento socialista en la Unión Soviética y Alemania. Quiero señalar algunos otros compañeros de viaje en el oeste y lejano oriente.

Aquí hay un ejemplo de un marxista occidental, Wilhelm Reich. Es de un artículo de la década de 1930 titulado “Politizando los problemas sexuales de la juventud” (1932). Aquí tenemos a un austriaco, también entrenado como médico, pero fue influenciado profundamente por Karl Marx y por Sigmund Freud. En la década de 1920, se posicionaba como un bolchevique, era un admirador de los marxistas revolucionarios rusos, Lenin, Stalin y Trotsky, pero en su propio trabajo profesional en Austria y más tarde en los Estados Unidos, se halló a sí mismo intentando integrar el marxismo con el psicoanálisis. Y aquí hay una forma de integración, en una cita de Reich:

“La vida sexual no es un asunto privado si te preocupa, y en la forma en que ha existido hasta ahora, interfiere con la lucha política”

Lenin tenía razón, sostiene Reich: así como tenemos que superar los prejuicios burgueses sobre la privacidad de la propiedad y la privacidad de la religión, tenemos que rechazar la privacidad del sexo. Cada uno de nosotros pertenecemos al colectivo, y la revolución debe eliminar completamente todos los prejuicios individualistas y capitalistas sobre la privacidad, la elección personal y la pertenencia a uno mismo.

Y haré una rápida mención aquí con respecto a la política de un solo hijo de la China comunista. Son exactamente los mismos principios socialistas que proceden de las mismas fuentes, pero que en este caso, el de la China comunista, notaron que tenían demasiada gente por lo que la política para el bien colectivo era que el gobierno necesitaba tener el control sobre la vida reproductiva de las personas.

Conclusión

Lo que hemos visto es que las dos versiones principales del socialismo que dominaron la historia del siglo XX; la versión nacionalista en Alemania y la versión internacionalista en Rusia y China, hablaron muy seriamente cuando dijeron que querían un control colectivo sobre los medios de producción.

Y aquí me urge hacerles una advertencia a los socialistas occidentales, particularmente a los jóvenes, quienes, según mi experiencia, tienen dificultades para entender las implicaciones de su propia teoría. En parte, eso se debe a que lo filtran a través de su cultura liberal-individualista en la que se los educa. Lo que normalmente hacen es escoger y elegir algunos elementos del socialismo que les gusten: ¡woohoo, más cosas gratis para mí! ¡Menos desigualdad de dinero!—pero no investigan las implicaciones completas de frases como “propiedad colectiva de los medios de producción”.

A menudo les digo a mis estudiantes que lean a sus oponentes intelectuales, y dado que la mayoría de ellos son republicanos democráticos, eso significa decirles que lean fascistas, monarquistas y comunistas. Pero en este caso, me encuentro diciéndole a los socialistas, especialmente a los jóvenes: lean a sus propios teóricos y activistas y tenga cuidado: lo que creen que están comprando probablemente no va a ser lo que realmente obtengan.

Fuentes:

  • Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky, primero de Febrero, 1881.
  • Franz Hamburger, “National-Socialism and Medicine”. Dirección de Hamburger a la profesión de medicina alemana. Transcripto de Wiener Klinische Wochenschrift, 1939, No. 6. Readings on Fascism and National Socialism, editado por Alan Swallow et al., Departamento de filosofía, Universidad de Colorado.
  • Heilbroner, Robert. What Socialism IsDissent, 1978. Tenga en cuenta que justo antes del colapso de la Unión Soviética, Heilbroner escribió que si bien todavía pensaba que el socialismo era moralmente superior al capitalismo, era inferior en la producción económica. (The New Yorker, 1989).
  • Alexandra Kollontai, Theses on Communist Morality in the Sphere of Marital Relations, primero publicada en Kommunistka, No. 12 (1921). También en Alexandra Kollontai, Selected Writings(Allison & Busby, 1977), transcripto por Alix Holt.
  • Wilhelm Reich, “Politicizing the Sexual Problems of Youth” (1932). En The Weimar Republic Sourcebook, p. 323.
  • Matt Ridley, The WESTERN ENVIRONMENTAL MOVEMENT’S ROLE IN CHINA’S ONE-CHILD POLICY, 2015.
  • William Shakespeare, Romeo and Juliet, early 1590s.

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